cuatro monjas esperaban ordenadamente la llegada del parroco que habría de escuchar sus confesiones hasta que éste apareció, entró la primera y le dijo:
-padre, he pecado.
a lo que el sacerdote respondió:
-¿y en qué puedes haber pecado tú?
-padre, yo he visto el pene de un hombre.
-ese es un acto grave, ve reza 10 avemarias y lavate los ojos con agua bendita y yo te perdono.
-amén, padre
la monja se retiró y entró la segunda:
-padre, yo he pecado.
-dime.
-padre, yo he tocado el pene de un hombre
-eso ya es una ofensa a considerar, ve reza 30 avemarias y lávate las manos con agua bendita y yo te perdono.
entonces el sacerdote escucha discuciones y peleas entre las dos monjas restantes y les pide:
-hermanas, por favor tranquilidad, ¿cuál es el motivo del altercado?
la cuarta monja le responde
-perdone, padre, pero de ninguna manera yo voy a lavar mi boca en la fuente del agua bendita después de que ella (refiriendose a la tercera monja) se halla sentado allí.
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