un hombre se había asociado con un amigo y entre los dos había instalado un restaurante a la orilla del camino, uno de ellos estaba de continuo en la caja registradora mientras que el otro servía a las mesas.
Cierto día aconteció que entró un oso que traía un bolsito en el local y se sentó formalmente ante una mesa, llamó al hombre y le dijo:
-traeme un buen vaso de vino y un poco de carne.
el hombre fué y le sirvió, el oso comió, bebió y tras ésto repitió el pedido una y otra vez
el que estaba en la caja llamó a su amigo y le dijo:
-te diste cuenta que desde que entró el oso no ha entrado más nadie al restaurante?
-sí, sí, lo noté.
-tenemos que hacer algo para que el oso se vaya
-tú, tranquilo, dejalo que el oso coma y tome todo lo que quiera que cuando llegue la hora de pagar yo me encargo, le cobró de más y vas a ver como desquitamos las pérdidas.
-ok.
al rato el oso se preparó para irse y pidió la cuenta
el hombre le trajo, el oso tomó el bolsito y pagó
-disculpeme, amigo, una pregunta, no sé, de repente de dónde usted viene es común que los osos entren en los bares a comer y beber, pero acá es la primera vez.
-y con los precios que tienes también la última.
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